Parece mentira pero hace dos semanas estábamos con los paraguas y la chaqueta puesta y ahora hace un calor de 30 grados. Es cierto lo que se dice, que en Sevilla ya no hay ni otoño ni primavera, pasamos del frío al calor sin transición. Así que este fin de semana ha tocado cambiar la ropa de los armarios, sacar la manga corta y guardar los abrigos. No hay nada que me agote más. Y es que con dos niños también tienes que probarle a los chicos la ropa del año pasado para ver si les vale o no. Mi hijo el mayor odia probarse ropa.
Pero en fin, que ya esta aquí el buen tiempo, el calorcito, las largas tardes en la calle jugando con los peques al balón o a las espadas, las ganas de salir de noche a tomar algo en una terraza o un helado fresquito,... A mi es que me encanta el verano. Prefiero los 40 grados a la tristeza del invierno. El azahar, que este año a tardado mucho en salir, por tanta lluvia, está ya cayendo de los naranjos y da gusto sentarse en una plaza bajo uno de ellos. Son las pequeñas cosas que te hacen sentir afortunada por vivir y tener salud.
¡¡¡¡ A disfrutar de la primavera!!!!!
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